193 km.
Etapa tercera
El punto de partida para el broche final de esta aventura no podía ser otro, dejando atrás Comillas una de las localidades de mayor valor histórico-artístico nos adentramos de lleno en el parque natural de Oyambre. Este tramo comienza rodando junto a la ría, y continuamos ruta pegados a las playas de Oyambre y San Vicente de la Barquera con increíbles vistas a los Picos de Europa, seguido llegamos al bonito pueblo costero que da nombre a su playa.
San Vicente de la Barquera es una experiencia vibrante. Recibiremos la tradición pesquera de este lugar tan pronto como nos encontremos surcando su largo puente que nos dará la bienvenida a este encantador pueblo, custodiado en lo alto por el Castillo del Rey, en la puebla vieja. Es posible subir hasta él sobre nuestra moto y contemplar las bellas vistas que nos rodean por los cuatro costados.
Rodamos ahora, atravesando Pesués, capital del municipio de Val de San vicente, hasta Cades en el valle del Nansa. A los pies de este pequeño lugar encontramos la ribera del Nansa, emplazamiento de la industria férrea que ha llevado a este lugar a albergar su ferrería plenas de historia, conservadas y restauradas con mimo y la casona de los Rubín de Celis que está junto a la misma. Encontramos también aquí un hórreo considerado Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento; sin duda lugares dignos de visitar.
Para acceder al Mirador de Santa Catalina hay que dirigirse a un pequeño desvío entre los pueblos de Cicera y Piñeres para, adentrándose por entre un pequeño bosquete, encaramarse a este lugar único. Destaca por tener algunas de las mejores vistas del tramo más profundo de la garganta del desfiladero de La Hermida.
Este punto panorámico se asienta sobre las ruinas del castillo altomedieval de la Bolera de los Moros, emplazado estratégicamente para el control del desfiladero en un alto rellano accesible que comunica con el camino histórico de Carmona a La Hermida. Rodaremos por el escarpado desfiladero de 21 kilómetros de largo, el más largo de la Península. Por su interior nos acompaña el río Deva, flanqueado por paredones de roca que llegan a alcanzar los 600 metros de altura, un auténtico espectáculo paisajístico.
Llegaremos a Potes plenos de emociones para así callejear por esta villa de puentes y torres, repleta de casonas y famosa por su amplia oferta gastronómica. El conjunto de barrios de la parte antigua conserva un gran sabor popular y mucho encanto; sus callejuelas y caserones llevarán a nuestras mentes a imaginar tiempos pasados repletos de historia.
Iniciamos desde Potes lo que será un impresionante trayecto, ascendiendo a 2000 metros sobre el nivel del mar a uno de los municipios más rústicos y aislados de Cantabria: Poblaciones, una tierra rodeada de elevadas montañas con densos bosques vírgenes y tierras de labor. Desde el valle más alto disfrutamos de la carretera hasta Carmona que se encuentra en un espectacular entorno natural entre los valles del Saja y del Nansa en el municipio de Cabuérniga. Las pequeñas callejuelas empedradas, su entorno natural rodeado de montañas, sus grandes casonas y, sobre todo, el ambiente a artesanía y ganadería que tiene, dan a este lugar un carácter muy especial.
Bárcena Mayor, nuestra siguiente parada es, para muchos, uno de los pueblos más bonitos de España. Acondicionado para su conservación, dejaremos nuestras motos en el aparcamiento fuera del pueblo ya que toda la calzada es peatonal. Pueblo rústico en el corazón de la reserva del Saja, de gran pintoresquismo. Invita a pasear por sus dos calles principales y plazas. A nuestro paso, descubriremos las casas típicas de la zona de dos pisos, el inferior con portalada y el superior con las balconadas típicas repletas de flores. Esta localidad fue declarada conjunto histórico-artístico en 1980 y, desde entonces, miles de personas disfrutan descubriendo cada uno de los especiales rincones que nos ofrece.
Nos despedimos de esta impresionante ruta de 3 etapas, marcada por los más vertiginosos contrastes, en Fontibre. Como su nombre indica, el lugar de nacimiento del río Ebro, o esto se creía tradicionalmente. En realidad, las aguas proceden del río Híjar que, tras filtrarse por la orografía caliza, emana en un entorno de especies arbóreas autóctonas, sobre todo de fresnos y chopos que se entremezclan con ocasionales robles y sauces de ribera. Junto a las primeras aguas del Ebro, configuran un placentero paraje adaptado para un paseo que pone el punto final a esta aventura descubriendo y redescubriendo la cantabria más escondida y la más popular sobre nuestras motos.