242 km.
Arrancamos motores para adentrarnos en una de las localizaciones mágicas de Girona.
Así es Garrocha, un lugar para dejarse atrapar por la belleza de la naturaleza volcánica y fértil del entorno.
Esta travesía se define por sus dinámicas carreteras. Que nos permiten disfrutar tanto de una ruta a ritmo de paseo, dejándonos llevar por todo lo que nos ofrece este pintoresco paraje, como ponernos en ritmo de viaje más rápido. Pudiendo así adaptar los días de duración de esta.
Esta ruta en forma de “8”, comienza rumbo al sur en la capital de provincia Olot, situada en su Parque Natural sembrado de espectaculares conos volcánicos, con su protagonista, el cráter del volcán Montsacopa.
En este primer tramo por la C-152, destacamos las divertidas carreteras entre acantilados, bosques de impresionantes hayas y pueblos medievales que se irán descubriendo entre las muchas curvas de esta vía a los pies del nacimiento del río Fluvia.
Las vistas son espectaculares.
Os invitamos a hacer una parada para desayunar y conocer Hostalets d’en Bas, catalogado como conjunto histórico artístico.
Es imposible ignorar sus balcones únicos, allí descubriréis el porqué. Si queréis una instantánea que defina este lugar, visitad la calle Teixeda, la imagen habla por sí sola. .
Ascendiendo hasta Coll d’Uria, a 700 metros de altitud, veremos el paisaje transformarse desde el asfalto: tras viajar entre bosques de encinas donde disfrutar deslizándonos en curvas, hasta adentrarnos entre frondosas hayas . En este punto, os aconsejamos no perderos las memorables imágenes a vista de pájaro desde el Hotel-Restaurante Santuari de la Salut, donde si el clima nos lo permite, podremos ver el mar.
A medida que seguimos en ruta, la vía se irá estrechando en una divertida subida hacia Coll de Condreu, a 1010 metros de altitud. Allí nos esperan unos imponentes acantilados junto a los embalses de Sau y Susqueda, dignos de ver desde el mirador que aquí encontraremos.
La calzada se convertirá en una sucesión de curvas en la C-153, donde disfrutaremos trazándolas, sintiendo el aire tan puro que nos regala la comarca de Osona, con vistas al paisaje de Collsacabra, espacio protegido, que sin duda, os dejará sin palabras.
Para los verdaderos amantes de la conducción, os aconsejamos la desviación hacia Tavertet, pasando por Cantonigrós y en l’Esquirol, ya que es un placer recrearse en sus curvas mientras conducimos junto al Parque Natural de las Guilleries-Savassona, acercándonos a la mítica “Carretera de La Vola”.
Esta antigua vía es más lenta de recorrer, pero nos ofrece la oportunidad de disfrutar ascendiendo por una carretera entre provincias, junto a una vista panorámica a gran altura en Collada de Bracons. En el descenso, daremos con lugares tan emblemáticos como Joanetes, famoso por sus pesebres vivientes de Navidad.
Otra popular carretera antigua es “La Parcelària”, que discurre entre poblaciones del Vall d’en Bas, donde encontramos Castellfollit de la Roca, una de las paradas más fotografiadas del Pirineo catalán. Veremos un acantilado único, formado por hexágonos basálticos, un auténtico capricho de la naturaleza en una localidad llena de rincones a descubrir.
En este momento ya estaremos circulando hacia Alta Garrotxa, en una localización más rural, y con algo más de desnivel; definida por ese encanto de carreteras típicas del Pirineo. Podeis aprovechar para conocer Beget, en el que se nos permite circular por sus calles de piedra y visitar sus puentes románicos, por los que fluyen aguas cristalinas. Este lugar lleno de encanto invita a sentarnos en sus pequeñas terrazas y disfrutar del paisaje y la gente que nos acompaña.
Recomendamos precaución, ya que en el intervalo desde Beget hasta la C-38, debido a su estrechez, es probable que nos encontremos con vehículos en dirección contraria. Una vez dejemos atrás esta carretera podemos parar para contemplar el puente de estilo gótico que alberga Sant Joan de les Abadesses, coronado por el río Ter.
Antes de poner fin a nuestra travesía, y llegar a Olot donde le dimos comienzo, encontramos el icónico Monasterio de Santa María de Ripoll en la localidad con este mismo nombre, podemos hacer un descanso para gozar de la gastronomía en una de sus muchas terrazas ubicadas en el casco antiguo.
Disfrutaremos en estos últimos kms, bailando entre giros de curvas más abiertas y cerradas, mientras llegamos al punto más alto de nuestro viaje en Coll de Canes a 1120m. Para después, comenzar a descender cerrando esta travesía a través de la comarca.